En los Alpes de Alemania hay una población en la que las campanadas de Nochevieja prácticamente se encadenan con ver volar a esquiadores que se lanzan a 94 km/h por un trampolín de 60 m de altura y 103 de longitud. Se trata de Garmisch-Partenkirchen, que cada 31 de diciembre y 1 de enero acoge las pruebas de clasificación y la final de una competición de saltos que ya es histórica.
El campeonato forma parte del Torneo de los Cuatro Trampolines, que se disputa en las ciudades de Oberstdorf y Garmisch (Alemania), Innsbruck y Bischofshofen (Austria) y que ya va por su 71 edición. Es la prueba más importante de la temporada de saltos de esquí y la emoción está asegurada. Los participantes lo dan todo por conseguir su mejor marca, mientras miles de personas los aplauden cuando tocan el suelo. Los saltos se convierten en auténticos duelos entre los mejores saltadores del mundo. No hay medalla de consuelo: solo los que superan la fase de clasificación tienen opciones de situarse entre los primeros, pues para vencer el torneo se tiene que haber participado en las cuatro competiciones y haber pasado todas las finales.
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Foto: Shutterstock
El pistoletazo de salida del Torneo lo da Oberstdorf el 28 y 29 de diciembre, a las 16.30h. Le sigue Garmisch con los saltos del 31 de diciembre y el 1 de enero, a las 14h. Innsbruck acoge la prueba el 3 y 4 de enero, a las 13.30h. Cierra el torneo Bischofshofen con las competiciones de los días 5 y 6 de enero a las 16.30h.
La tradición en Garmisch de lanzarse por la colina de Gudiberg se remonta a 1921, aunque fue a partir de los Juegos Olímpicos de 1936 cuando su trampolín se hizo famoso. Renovado en 1950, la gran renovación llegó en 2008 con la inauguración de la instalación actual, que por su forma ondulada y su iluminación nocturna parece una escultura integrada en este paisaje de montañas y bosques.