A vista de mapa, Tjørnuvík recorta el litoral suavemente. Una lengua de agua incurre tierra adentro, creando una especie de avenida marina que se extiende hacia el interior hasta encontrar la costa formada por arena negra y piedras blanquecinas. Enfrente del mar, las montañas empujan grandes desfiladeros cubiertos en las zonas bajas de un verde húmedo y un negro apagado en las partes superiores. Es en lo alto donde la piedra no resiste y termina por abrirse en decenas de heridas que son tomadas por pequeños arroyos. El agua entonces desciende rápida y muchos de estos riachuelos acaban por convertirse en grandes cascadas que alimentan un tímido riachuelo que desemboca directamente en el Atlántico norte.
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Feroe
En ese punto donde la tierra se encuentra con el mar hendido se ubica Tjørnuvík, la villa más al norte de Stremoy y una de las más antiguas de las Islas Feroe. Su ubicación la convierten en un pueblo remoto y es que aquí tan solo viven 70 personas. Visitar este pequeño poblado de tejados ajardinados es, según ellos mismos, retroceder mil años atrás hasta la era vikinga. En 1956 se descubrieron varias tumbas vikingas en los prados de alrededor de Tjørnuvík, incluso algunos objetos de bronce procedentes de comunidades celtas que llegaron en la antigüedad desde Gran Bretaña.
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