Bañada por el mar turquesa con el que el Mediterráneo acostumbra a abrazar a sus islas, la costa de Chipre está repleta de lugares espectaculares y muchos parecen tener en el amor su denominador común. Un ejemplo es la playa de Pafos donde según la mitología griega, nació Afrodita. Otro se encuentra en el sudeste de la isla, en la región de Ayia Napa. En ese enclave, el mar lleva miles de años esculpiendo la roca hasta crear uno de los lugares más románticos de la isla: el puente del amor.
Como si de un tobogán o una trompa de elefante se tratara, la roca horadada crea una suave parábola hasta morir en el mar. Es ahí, donde cientos de parejas acuden cada año para jurarse amor eterno, y es que la leyenda cuenta que si se pide un deseo durante el beso, el puente lo hará realidad.
Muy cerca se encuentra otro paisaje fascinante, aunque esta vez haya sido creado por el humano. Se trata del parque de las esculturas, un gran museo al aire libre repleto de figuras hechas por artistas de todo el mundo.
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