La arquitectura sigue teniendo el poder de reconfigurar destinos. Y si no que se lo digan a las colinas de Ba Na, un santuario natural ubicado sobre la preciosa ciudad de Da Nang que, pese a ser un resort para los amantes de la naturaleza, no formaba parte de los lugares preferidos del turismo internacional. De ahí que decidieran entrar a lo grande en el imaginario turístico contemporáneo creando una escultura-mirador que se ha convertido en todo un emblema.
La idea es tan ambiciosa como efectiva: una pasarela dorada sustentada por unas enormes manos que se erigen sobre la sempiterna línea de nubes que cubre el cielo de Da Nang. Una imagen bucólica, diseñada por TA Landscape Architecture, que evoca las manos de Dios sustentando un halo que emerge de la tierra. Más allá de la mística, su fotogenia le ha asegurado colarse en la wishlist de los viajeros que visitan Vietnam.