Poco a poco, China va recobrando la normalidad. Y con ella, el turismo, ya que las atracciones y museos están volviendo a abrir sus puertas (con limitaciones). Uno de sus emblemas es este puente colgante de vidrio, el más largo del planeta gracias a sus 430 metros de longitud y que se levantó con el único objetivo de servir de plataforma para disfrutar de las naturaleza del cañón de Zhangjiajie. Una atracción que rompe con el clásico uso de las pasarelas pero que ha logrado convertirse en un reclamo para la región de Wulingyuan.