
Nada más que una mesa de madera, tan rústica que aún conserva sus imperfecciones astilladas. Aquél tablón hacía de camilla en el que hoy es el quirófano más antiguo de Inglaterra. Más que una sala de operaciones, era un centro de investigación. El ‘Old Operating Theatre’, se construyó en 1822 en el ático de la Iglesia de Santo Tomás (Londres), donde los médicos experimentaban con los pacientes entre torceduras de dolor, sollozos, y grandes sangrías. Por lo general, el resultado era la muerte. En muchos casos se producía por la cantidad de sangre que emanaba de los cuerpos aunque los que conseguían sobrevivir a la intervención, se exponían a sufrir graves infecciones, pues los cirujanos no se lavaban las manos antes de operar.
El quirófano disponía de gradas donde los estudiantes observaban el sangriento espectáculo y apuntaban cada detalle para sus futuras operaciones. En 1862, el hospital fue traspasado al barrio de Lambeth y el quirófano cayó en el olvidó. Hoy es un museo abierto al público que recuerda los horrores de la medicina antigua.
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