
Los genios ven en lo común algo extraordinario. Sólo ellos son capaces de percibir la realidad de una manera totalmente diferente a la del resto de personas, y eso es lo que pasó entre esta roca ubicada en el Cap de Creus (Cataluña) y Salvador Dalí.
Una línea curva, casi elástica, parece moldear el contorno de la roca, mientras que tres pequeñas bases sustentan el peso haciéndola parecer hueca. El surrealismo que encierra su forma sirvió de inspiración para el artista catalán, que vio en ella el paraguas perfecto donde meter todas sus obsesiones e inseguridades como así se conocería después. En la actualidad, la roca que dio paso a la genial obra de El Gran Masturbador se ha convertido en un punto de interés para todos aquellos que se acercan a una de las costas más espectaculares de España, la Costa Brava.
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