Antes de entrar, un cartel amarillo informa: “Bienvenido al lugar más húmedo del Planeta, una tierra de impresionante belleza y gente exótica”. Situado en el estado de Meghalaya, uno de los territorios más lluviosos del mundo, Cherrapunji se lleva la palma. Bañada por monzones y lluvias finas casi permanentes, la pequeña localidad india se encuentra rodeada por una selva difícilmente penetrable. El lodo, la maleza, la niebla y los arroyos que cruzan y rompen sistemáticamente con los senderos la hacen un territorio casi imposible de transitar.
Sortear estos obstáculos exige exprimir la creatividad al máximo. El resultado son los llamados puentes vivientes, hechos a partir de las raíces del árbol Ficus Elastica, una especie que pertenece a la familia del caucho. Construirlos puede llevar más de dos décadas pero una vez que sus raíces han cruzado el trazo del río y se han asentado en la otra orilla llegan a soportar el peso de medio centenar de personas a la vez. En Meghalaya existen muchos puente de este tipo, algunos incluso de hasta dos pisos, y lo mejor es que cuantos más años cumplen, más fortalecidas está sus raíces.
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