Uno de los pueblos con más personalidad de Túnez, Sidi Bou Saïd está hecho de dos colores: blanco y azul. Así se decidió en el siglo XVII y así ha continuado hasta la actualidad. Los muros de las casas son de color blanco mientras que las ventanas están pintadas de azul. Esta combinación dota al lugar de un aire irresistible a orillas del Mediterráneo. Sidi Bou Saïd tiene tanto encanto que consiguió hechizar a numerosos escritores, pintores y músicos del todo el mundo.