José Paronella zarpó de Cataluña a Génova y de allí hacia Sidney, donde desembarcaría en julio de 1913. Se plantó allí con 26 años y empezó a trabajar en la indústria minera y como cortador de caña. Con el tiempo, compró una parcela de tierra y cultivó su propia plantación de caña, que posteriormente vendió para comprarse una de mayor. Así, consiguió acumular una pequeña fortuna. Tras regresar a España para casarse, volvió a Australia y materializó su sueño en las cascadas de Mena Creek, en el norte de Queensland.
Tras años de dedicación, había construido una villa con un castillo de estilo modernista rodeado de plantas tropicales, cascadas, espacios para el ocio e incluso una central hidroeléctrica. Con la intención de compartir este espacio bucólico, en 1935 abrió sus puertas con un teatro, pista de tenis, jardines... Unos diez años más tarde, varios desastres naturales forzaron el cierre del Paronella Park y en 1948 moriría José Paronella. En 1993, Mark y Judy Evans compraron la finca, la reconstruyeron y la volvieron a abrir hasta día de hoy.
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