
Cuando John T. Ford compró la antigua iglesia bautista situada en Tenth Street (Washington), la reformó en un teatro. Su vida transcurrió entre la política americana y la dramaturgia aunque fue su etapa como director la que lo situaría en primera plana, y es que tuvo que hacer frente a uno de los sucesos más trágicos de la política estadounidense. En 1865, el actor John Wilkes Booth, simpatizante de los Estados Confederados durante la Guerra Civil, clavó un disparó en la cabeza del presidente. Más tarde, sería declarado muerto en la Casa Petersen, situada justo en frente al teatro Ford. Hoy, más de 150 años después, el teatro Ford sigue en pleno funcionamiento aunque una parte del recinto se ha reconvertido en un museo que recuerda el terrible suceso que marcó la historia de la política y sociedad americana.
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