
Tras una estampa bucólica, este templo ubicado a las afueras de Kioto (Japón) puede presumir de muchos hitos. El primero, el de albergar el edificio más antiguo de la ciudad, su pagoda, una torre levantada en el siglo X y que se mantiene casi intacta desde entonces. Otra curiosidad es su nombre, ya que Daigo significa literalmente "mantequilla clarificada", aunque en el Budismo este término se refiere más a la verdad definitiva por ser la más depurada, la más filtrada. El tercer embrujo es el de su ubicación, ya que ocupa un territorio de 80 hectáreas en una montaña al sur de la ciudad dividido en tres sectores. Los más accesibles para el viajero son los de Sanpo-in y Shimo-Daigo, ubicados al pie de la colina.