En la actualidad, los trenes a vapor han quedado relegados -en el mejor de los casos- a piezas de museo, meras antiguallas de la modernidad. Sin embargo, aún es posible encontrar algún superviviente. En las montañas de la provincia de Sichuan se encuentra el ferrocarril de Jiayang, el último tren a vapor de vía estrecha del mundo. Inaugurado en 1958 para transportar el carbón desde las minas cercanas, une varias comunidades a lo largo de 20 kilómetros siendo el único medio de transporte para muchos habitantes. Hoy, ademas de vecinos y mineros, también se encarga de llevar a un sinfín de turistas que se agolpan en las ventanas para inmortalizar estampas como la de la imagen.
Jiayang no deja de ser un ejemplo curioso de la bicefalia china que experimenta entre tradición y progreso. Según los últimos datos, el gigante asiático congrega el 66% de los trenes de alta velocidad existentes en todo el mundo, es decir, alrededor de 25.000 kilómetros de vía, aunque para 2025 se espera que la cifra alcance los 38.000 kilómetros.
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