El río Okavango es especial por varias razones, pero la que lo hace único es que en vez de llegar al mar, pone fin a su curso de 1.500 kilómetros en nada más y nada menos que un desierto. En una superficie de entre 15.000 y 22.000 kilómentros cuadrados, el delta de Okavango termina en el desierto de Kalahari, donde ha originado un ecosistema único en el mundo. La flora y la fauna del lugar son uno de los principales reclamos. De hecho, el delta crea un tapiz por el que campan la flor y nata de los mamíferos de África: leones, leopardos, elefantes, rinocerontes y búfalos, pero también guepardos y licaones e incluso hipopotamos y cocodrilos a ras de agua.
El río nace en la meseta de Bió de Angola, una zona bastante lluviosa, pero la cuenca endorreica de Botsuana en la que termina es un lugar más árido. La época de lluvias, que se da entre octubre y abril, causan un cambio de caudal que modifica las características del hábitat. Para sobrevivir, los leones necesitan sumergirse en el agua ya que el río llega a ocupar el 70% de la zona en la que viven.