Unas valiosas salinas, una posición natural clave -en la puerta de la península Pelješac- y la proximidad a la capital (la actual Dubrovnik) hizo que en el siglo XIV la República de Ragusa levantara unas murallas que protegieran tanto la ciudad de Ston como la vecina Mali Ston, ubicadas ambas en el extremo sur de Croacia. Una obra defensiva faraónica que suma más de siete kilómetros si se suman sus dos líneas, la que rodea Ston y la que une esta con Mali Ston. Este dato la convierte en la segunda muralla más larga de Europa, solo superada por el Muro de Adriano y, por cómo serpentea y sube y baja por las montañas recibe el sobrenombre de 'La Gran Muralla china de Europa'. Eso sí, esta hipérbole no se ajusta a su anchura, de apenas unos metros, aunque su modo de empleo y visita es muy similar, andando entre sus almenas o, directamente, conquistando los fuertes de Kastio y de Koruna, cada uno en un extremo.