El Sahara es toda una aventura
El joven piloto cumplió con su formación militar en Casablanca, Marruecos. Pero cuando parecía que su carrera como aviador estaba encarada, Saint-Exupéry se enamoró de una brillante y aristocrática joven, Louise de Vilmorina, por quien dejó la aviación. A la postre, la joven rompió con él por carta desde Biarritz. Siguieron años de aquí para allí sin saber muy bien cómo ganarse la vida, hasta que fue contratado por la Compañía Latécoère como piloto del correo junto a otras leyendas de la aviación. Cubrió la línea de Toulouse a Dakar, lo que le llevó a hacer escala varias veces en la ciudad de Alicante. Pero sin duda, el destinó que más le marcó fue el de jefe de la base aérea de Cabo Juby, en la zona meridional del protectorado español en Marruecos. Allí pasó 18 meses en contacto con la naturaleza del desierto, cumpliendo peligrosas misiones de rescate. De aquel tiempo dejó escrito que allí, “ni siquiera un silencio se parece a otro”. El cielo estrellado y la soledad del lugar le fascinaron.